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Don Tebo: Ejemplo de amor a la camiseta
Luis Durán
Viernes-23-Agosto-2019
Cuando los Tecos se coronaron campeones del futbol mexicano en 1994, el señor Esteban Nuño Nuño, aunque no era jugador ni directivo, levantó el trofeo del campeonato junto con el equipo y gritó a los cuatro vientos: “¡Soy campeón, porque yo puse mi garganta!”.
Mejor conocido como don Tebo, don Esteban afirma ser el fanático número uno del equipo de futbol de la Universidad Autónoma de Guadalajara.
Nació el 3 de septiembre de 1913, hace ya 105 años, en el pueblo de Cerrito de Buenos Aires, en el Municipio de Zapotlanejo, Jalisco. Desde niño mostró su gusto por el futbol, y practicó este deporte en su infancia y juventud.
Su historia en la UAG comenzó en 1968, cuando entró a trabajar como albañil y, de hecho, participó en la construcción de la Ciudad Universitaria, donde laboró colocando piedra y mezcla en el empedrado de las calles del campus. Luego de la inauguración del campus se quedó a trabajar como jefe de los jardineros de Ciudad Universitaria.
En 1971, los Tecos hicieron su aparición en la Tercera División del futbol profesional, por lo que se sumó a la porra del equipo universitario, y así nació la historia de don Tebo en el conjunto emplumado.
Como líder de la porra, fue invitando a la comunidad universitaria y al público en general para que se sumaran al grupo de apoyo de los Tecos de la UAG.
Junto con sus compañeros celebró el rápido ascenso del conjunto emplumado, porque en cinco años logró ascender hasta la Primera División, lo que llenó de júbilo a toda la porra, a la comunidad universitaria y especialmente a don Tebo.
En una ocasión, cuentan sus familiares, tuvo la idea de distinguirse de los demás integrantes de la porra, y para lograrlo se compró un traje de charro, el cual lo identificó por muchos años en la tribuna. Esta singular manera de vestir le valió el reconocimiento de los demás y gracias a ella protagonizó varios reportajes en los medios de comunicación.
Un episodio memorable en su historia como aficionado número uno del equipo de la UAG es que, junto con uno de sus yernos, compuso el corrido de los Tecos, una canción que habla sobre las andanzas del conjunto emplumado en la cancha.
Su singular alegría e incesante apoyo al equipo de futbol le ganaron el respeto y el cariño de buena parte de los colaboradores de la UAG. De hecho, cuando don Tebo visita la Universidad es normal que las personas se le acerquen para saludarlo y recordar aquellos tiempos de la porra emplumada.
ORGULLOSAS DE SU LEGADO
Don Tebo se casó en 1935 con la señora Josefina Lozano Carranza, con quien tuvo 14 hijos; de ellos sobreviven seis. Tiene 52 nietos, 136 bisnietos y 60 tataranietos, más los que se acumulen.
Para la señora Josefina Nuño Lozano, una de sus hijas, es un orgullo que su padre haya estado estrechamente ligado al futbol de los Tecos, pues no sólo estaba presente en la tribuna, sino que viajaba con el equipo cuando le tocaba jugar como visitante. Así fue como conoció la Ciudad de México, Puebla, San Luis Potosí y Monterrey, entre otras plazas.
“Estoy muy agradecida con la Autónoma porque él era feliz aquí y es feliz todavía; goza al andar en el estadio, y eso nos da alegría”, comenta.
Ese entusiasmo por el futbol también lo demostraba en su trabajo, porque don Tebo siempre fue un hombre muy responsable y dedicado; “le encantaba ir al trabajo”, refiere la señora Josefina.
Herlinda Nuño Lozano, otra de sus hijas, recuerda que cada vez que había partido de futbol en el estado Tres de Marzo, don Tebo invitaba a sus hijos y nietos para sumarse a la porra, e incluso buscaba una banda musical para que desde la tribuna apoyaran a los Tecos.
“Me siento bien orgullosa, y doy gracias a Dios por tenerlo todavía con vida, aunque ya no está al cien por ciento, como quisiéramos, pero conserva su alegría y todavía tiene cuerda para rato”, añade la señora Herlinda Nuño.
Y es que, a sus 105 años, don Tebo es un hombre con mucha fuerza, alegre, a quien le gusta platicar sus historias, y todavía participa en los convivios que organiza el Club de Jubilados de la UAG.