Opinión
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La Andragogía y las TIC
María Elena Romo Limón, Doctora en Educación
Viernes-27-Septiembre-2019
La palabra “andragogía” proviene del griego andros (‘hombre, adulto’) y ago (‘guía, conducción’), y se define como ‘la ciencia y el arte que se apoyan en metodologías y técnicas didácticas con la finalidad de formar o capacitar a las personas adultas’. Para este propósito se consideran aspectos académicos, organizacionales, psicológicos y sociológicos acordes con el educando.
La pedagogía se centra en la educación de los niños y los adolescentes, mientras que la andragogía considera la educación de los adultos. Entre las características diferenciadoras del adulto se encuentran los conocimientos previos, la experiencia, la disposición, la reflexión, los procesos cognitivos, la autonomía, la interacción grupal, la motivación hacia el aprendizaje, la capacidad de colaboración y de resolución de problemas, así como la práctica o transferencia de lo aprendido.
De la caracterización mencionada se desprenden los criterios para definir las competencias, los objetivos, los contenidos, la metodología y la evaluación para la formación o capacitación del adulto.
La andragogía se basa en tres principios: participación, horizontalidad y flexibilidad. 1) participación, porque el adulto es más proactivo en lo que se refiere a su aprendizaje, decide qué aprender y para qué aprender; 2) horizontalidad, porque posee semejanza de conocimientos y experiencias con su instructor o facilitador, y 3) flexibilidad, porque requiere adaptabilidad a sus conocimientos previos, sus tiempos y necesidades de aprendizaje. Estos tres principios tienen un vínculo natural con el enfoque en competencias.
En el contexto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), la andragogía cobra especial importancia para el uso de herramientas web 2.0 y la educación a través de modalidades educativas no-presenciales, incluyendo los MOOC (cur- sos en línea masivos y abiertos).
La web 2.0 permite a la persona adulta adquirir y aportar información, lo cual se traduce en empoderamiento y participación en la sociedad del conocimiento a través de aplicaciones como las redes sociales, los blogs, foros y sitios colaborativos, y con el ejercicio de los tres principios andragógicos: participación, horizontalidad y flexibilidad.
De acuerdo con las particularidades del adulto, sobre todo en lo referente a la autonomía y la autogestión, el aprendizaje a través de las TIC debería ocurrir de forma más espontánea; sin embargo, el requisito para que esto suceda es que cuente con las competencias tecnológicas necesarias para desenvolverse en estos ambientes, construir sus propios entornos de aprendizaje (PLE) y transitar de las TIC hacia las Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento (TAC) y las Tecnologías del Empoderamiento y la Participación (TEP).