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Opinión Elvira Zorrero 120721

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Lo mejor de la pandemia

Elvira Zorrero Lara, Máster en Educación

Lunes-12-Julio-2021

Desde hace algunas semanas, varios sectores de la sociedad están retomando sus actividades. En el área educativa, el regreso responsable de docentes y alumnos está llenando de vida las aulas. Algunos estudiantes conocieron por primera vez su escuela, a sus maestros y compañeros, y otros se están reencontrando con sus pares.

Si comparamos el último día de clases presenciales del año pasado con el retorno gradual que estamos viviendo, muchas cosas han cambiado: el número de alumnos en las aulas, la distancia física que debe haber entre ellos, la toma de temperatura y el uso de gel antibacteriano y cubrebocas, entre las diferencias más evidentes que hoy nos permiten volver.

No obstante, si ya hemos realizado cambios y ajustes para cuidar la salud de los alumnos, también debemos aplicar otros que beneficien su formación académica, como transformar la concepción y el uso de la evaluación, la manera como se visualizan las experiencias de aprendizaje, el manejo efectivo del tiempo, la adaptación del aprendizaje a las circunstancias, favorecer el trabajo colaborativo, y conocer y utilizar diferentes estrategias de aprendizaje.

Durante estos últimos meses pudimos, por una parte, identificar los rasgos que debemos transformar y, por otro, la importancia de aplicar los cambios, porque el mundo, y en especial nuestro país, enfrenta grandes dificultades y desafíos, por lo que todos los esfuerzos enfocados a mejorar la preparación de los niños y jóvenes deben ser prioritarios para los involucrados en el proceso educativo.

Es verdad que el sector educativo enfrenta numerosos retos. Algunos están en manos de las autoridades; otros corresponden a los padres de familia, a los alumnos, a la sociedad y a los docentes.

Hoy en día, los maestros no podemos quedarnos con la experiencia vivida e irnos adaptando a la nueva realidad, sino más bien utilizar lo aprendido para mejorar nuestro presente y transformar el futuro. Podemos empezar por cuestionarnos sobre la pertinencia de la evaluación, analizar nuestras clases e identificar las áreas de oportunidad.

Es evidente que hoy los docentes somos diferentes: tenemos un mayor conocimiento sobre herramientas digitales, hemos explorado recursos que nunca habíamos utilizado, y la flexibilidad para adaptarnos a la circunstancia ha sido una constante, pero sin lugar a duda, estamos felices por estar de vuelta con nuestros estudiantes y hacer lo que nos apasiona.

Quienes disfrutamos la experiencia de tener alumnos de regreso podemos asegurar que la vida y la energía están reapareciendo en las instituciones, pero lo más importante es que las ganas de aprender se ven fortalecidas en muchos niños y jóvenes. Asimismo, estoy consciente de que los alumnos aprendieron muchas cosas durante la emergencia, y algunos temas habrá que reforzar, pero el grado de responsabilidad que tienen hoy los niños y jóvenes por cuidarse y cuidar a los demás es una de las mejores lecciones que ha dejado la pandemia. ¡Enhorabuena!

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